lunes, 6 de diciembre de 2010

Los tiempos cambiaron.

 
Tú:

Ha pasado un buen tiempo desde que me mandaste la última carta. Dejé de conocer bien a aquella persona que me enseñó a danzar alrededor de los problemas, un solo toque, de carisma. No puedo pensar en esta inestabilidad sin antes recordar el pasado. Aquellas cálidas risas, bromas, caminatas…Resultaron ser incomparables -Sí, aunque no lo creas, todas y cada una de ellas. Al parecer estaba sumergida en una piscina llena de dicha. Sin importar las bollas, me preocupaba por seguir deambulando hasta conocerte plenamente. De gris a color pincelabas los días- Es decir mis días, sus días. Una capa fina bastaba para que se mostraran diferentes. No sé cómo lo hacías, pero lo lograbas. Todo se veía más fácil...

Cuántas veces convertimos un libro oprimido en uno de fantasía, desahogo. Momentos fascinantes rodeaban toda atmósfera frívola. El gozo se apoderaba de toda circunstancia. Voz, guitarra y ganas fueron los elementos esenciales para ser dueñas del espacio. Así es como Tú, tan sencilla y sobresaliente, poseías lo necesario para saber amoldar perfectamente nuestra amistad: Sin ninguna hastía.

Cuántas veces nos preguntábamos acerca de la vida, del más allá: Cuestiones simples que nos mantenían lineales. Solíamos compartir intereses comunes que nos mantenían firmes en nuestra posición. Creábamos escenarios con el fin de reproducir nuestros espectáculos y llevarlos hacia el pequeño cofre donde se conserva lo auténtico. Lo real. Y así lo experimenté desde que te conocí.

Al ver el atardecer, cómo el sol se oculta, lentamente hasta su refugio, pienso sobre el brillo que perdió este lazo. Parece que se llenó de polvo nuestro libro de memorias.  Se dejaron de sonar las canciones de nuestras crónicas. No hay más bailes que vuelvan a deleitar al público de nuestros pensamientos…todos se los llevó el tiempo. ¿Por qué? Lo disimulas tan bien…Simplemente la ocasión no bastaba para explicármelo hasta hoy.

Sentí que no era juego, que era verdad. Se me hace tan difícil asimilar… Supiste escuchar en el momento indicado. Intervenir cuando debías. Y aconsejar cuando lo necesitaba. Una mirada bastaba para adelantar al razonamiento. Qué increíble, ¿no? No imaginé que alguien así podría actuar en mí de esa manera…Los retratos de aquellas reuniones en esa casa -La cual terminó siendo mi condena- se exhiben una y otra vez sobre el espejo de mi cuarto. Rescato solamente los que realmente valen. Sigo conservando las palabras que algún día me repetiste “Durará para siempre”. Ésta última es muy extensa para proyectarse en el futuro. Ojalá no la hubieras usado de ese modo…Porque no fue así, ni así lo será. 

Ya perdí la cuenta de tu identidad como mi compañera. Ya dejé de insistir por tu ausencia. Ya comprendí la penitencia en donde te encierras. Aún así…te velo. No sé si echarle la culpa a mis intentos o a aquel programa que nos desorganizó. Tan solo sé que te extraño, no sabes cuánto.
Ojalá que te acuerdes,
Empieza con F y termina con R.

 Perteneciente a "Cartas escondidas en mi rincón"

2 comentarios:

  1. Me encanta como recreas las sensaciones y haces que todo parezca tan cercano...cómo si te insertaran en la historia....

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