martes, 4 de enero de 2011

Impresión repentina.

Un escalofrío se está apoderando de cada parte de mi cuerpo. Sube, baja, avanza, se detiene. Es impredecible. ¿Cómo es que ocurrió? ¿De la nada o se veía venir? Ambas. Tan inesperado, pero a la vez no…La diferencia radica en la forma, palabras, momento. Aquí sentada, escuchando sonidos lejanos que no evitan que siga pensando en ese acto. 

- ¿Vas a bajar a comer ya?- Una voz acaba de entrar por la puerta, la de mi madre. Parecía más una orden que una pregunta concreta. Pero no, no iba a dejar pasar esta reacción hasta descubrir el trasfondo.

- En un rato- Secamente dejé fluir un silabeo.

Parece que la atmósfera no desea concebirme más de esta manera: Puertas se abren para interrumpir mi concentración (la de mi madre, abuela…), tratando de jalarme a otra dimensión; conversaciones deciden salir a la luz justo hoy; así como también el frío espanta a mis reflejos, alejándolos de una acción que me haga salir de esta burbuja.
 
En el pasado “el tan buen pasado” todo se presentaba de otra manera. Tal vez era la época, una de presión. Ello hacía que contigo pase lo contrario, una de armonía. Aunque si dejo a mis pensamientos retroceder más, hubo desbalances que casi nos hacen caer por un derrumbe de incertidumbres. Dejando de lado aquello, en el presente, ahora, se ha formado toda una pista llena de baches, de discusiones pequeñas. En este periodo de apaciguamiento, se prepararon, en mi entorno, una serie ataques que decidieron desembarcar en la misma dirección y fecha. Así es, todos juntos llegaron a mí como lanzas para hacer saborear una cruda confusión, pérdida.

- Intolerancia- Lo dije una vez, y lo vuelvo a decir.

“¡Maldita sea ella!” la pienso ¿No es obvio, señores? Hace tiempo que no lo sentía. Por lo menos, no de esa manera, tan fuerte y alargado. Persiste el frío interno. Fácilmente una simple y sola palabra te puede desencadenar una serie de emociones, como si se rompiese una piñata: No esperas con qué te vas a encontrar dentro de ella al impactar con ese rápido golpe que la haga estallar. “Por algo es sorpresa”. Sólo que esta vez fue una sorpresa nociva. Teniendo en cuenta la actualidad y contando esto último, me proyectaré al futuro. Puede que cambie, no yo, la fraternidad. Puede que nos hartemos o bien puede fortalecerse. Hay varias opciones. Es una lucha constante con mi ser para encontrar el equilibrio perfecto o más bien “el punto clave”. Lo perfecto no existe.

 Es así como comprendí que aunque duela, es algo natural que realizo para “evadir” el dolor. Funciona, temporalmente.

- Ya pasaron 10 minutos- Otra vez mi madre- ¿Vienes?

- Sí, ya voy-  Al instante vociferé. Esta vez fue exacto. La burbuja se evaporó, temporalmente. Sólo espero no sentirlo de nuevo.


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